Por Andrés Tabera
A veces de forma inesperada el viaje se convierte en un instrumento muy necesario para la consecución de un proyecto. Y este no es un viaje cualquiera, es fruto del esfuerzo de muchos años atrás. Mérito y consecuencia del empeño de varios compañeros -Luis Arellano, Marysia Piatkowska, Karolina Dudzic-Gyurkovich… entre otros- que lograron asentarse por unos años en Polonia bajo la firma DG Arquitectura; o mejor dicho, que dejaron la huella de un trabajo que aún estaba por hacer.
Para nuestra sorpresa, hace ya aproximadamente un año nos invitaron al concurso de la Iglesia y Centro Parroquial de San Andrés en Torun. Como en todo concurso, lo abordamos como si fuese un encargo directo desde que dibujamos el primer boceto. Con dedicación, esfuerzo y mucha ilusión, desarrollamos una propuesta en colaboración con Otxotorena arquitectos y junto con la inestimable ayuda de Fernando Alonso.
2016.12.19 Croquis. DGA©
Más allá de la propuesta en sí -ya habrá ocasión para profundizar en ella-, el encargo supone una oportunidad profesional singular. El viaje a esta maravillosa ciudad de ladrillo rojo se está consolidando como una constante dentro del estudio. Ya no es el primer, ni segundo viaje… y los que aún quedan ¡Qué duda cabe que en cada uno de ellos aprendemos y nos maravillamos con nuevos descubrimientos!
Oficina de urbanismo, Torun. DGA©
En este último tuvimos la oportunidad de conocer la oficina municipal de Torun, recorrer una y otra vez su centro histórico, empezar a colaborar con nuestro socio local, visitar Gandsk y maravillarnos con el Báltico… Pero sobre todo de lo más importante: de compartir horas y más horas con nuestro cliente, analizando, dibujando y recorriendo cada parte del proyecto. En resumen: ¡estamos proyectando una iglesia como comunidad a pesar de los 1.880 kilómetros que nos separan!